jueves, 18 de noviembre de 2010

Las diez nuevas competencias para enseñar según Perrenoud.

Entender a uno  de los teóricos hacia la profesionalización docente como lo es P. Perrenoud, es entender  el cúmulo de competencias profesionales que debería poseer el nuevo maestro del presente siglo, trascendiendo no solo de un rol pasivo a uno activo, sino que al mismo tiempo posea un sin fin de características que denoten aptitud y actitud para  enrolarse  eficientemente en el aula, que no solo es prioritario para adaptarse a las nuevas exigencias en el quehacer educativo, sino debe ser la expresión más escencial para alcanzar metas cualitativas de la enseñanza fincada en competencias apegado al mismo tiempo a un unico perfil de egreso que demanda actualmente la educación básica.

martes, 2 de noviembre de 2010

mis saberes docentes

¿Cuáles son mis saberes?
Autoexplorar el cúmulo de saberes que se ponen en práctica en un entorno laboral específico como lo es en un medio rural, es entender el entramado de aptitudes y actitudes, que permean o núclean la conducción del proceso de enseñanza aprendizaje en el aula regular.
Aptitudes y actitudes que entrando en exploración, las primeras hacen notar las diversas habilidades intelectuales específicas que se lograron estructurar en la formación inicial en la escuela normal como son la familiarización con el curriculum, la noción de aprendizaje, la ética para encarar la labor educativa e incluso la adaptación a cualquier entorno educativo en sí.
En lo que refiere a las actitudes que dan notoriedad individual a cada aula, y  que se  han venido dándose en  la práctica regular y orientado por la convicción de formar verdaderamente a los elementos humanos que se atienden en el entorno  áulico o fuera de éste, que hacen poner en juego un sin número de disposiciones humanas para favorecer el tacto pedagógico individualizado; además de de consumar un trato cálido y respetuoso hacia los semejantes, han sido las de aprecio, empatía, comprensión y preocupación hacia los alumnos para darles un trato igualitario u homogéneo; además de procurar una buena enseñanza que comparta parámetros cualitativos y de vanguardia.
Hablar por igual de saberes y orientarlos hacia una clasificación de los que se expresan cotidianamente en las interacciones, podrían clasificarse en los que regulan las interacciones grupales, para la conducción del aprendizaje o para evaluar los resultados, así como para regular las interacciones entre los sujetos que día a día convivimos en la institución o escuela que dan forma a dicha particularidad que nos caracteriza.
Saberes inacabados que con el paso de los años en esta breve experiencia docente han sido insuficientes, renovados de manera experimental o empírica, pero que han tratado de estar acorde a exigencias individualizadas o sociales de la propia enseñanza o del medio, que aun pese a estos esfuerzos queda mucho por hacer o por entender acerca de la ardua tarea de enseñar y aun más el de entender la complejidad que matizan cualquier enseñanza y que exige como consecuencia múltiples saberes académicos o extraídos de la propia experiencia.
De  ahí que entrar en dicha materia podrían enunciarse múltiples saberes como son los saberes organizativos, saberes auxiliares, institucionales o pedagógicos que entre sus particularidades se encuentran:
Saberes organizativos: donde se incluyen múltiples concepciones acerca de cómo organizar el grupo, el mobiliario, coordinar el tiempo entre tareas o actividades en relación a la disciplina y control grupal o la armonía al interactuar con alumnos en un entorno múltiple, heterogéneo como lo es actualmente un aula rural y con grupos multigrados.
Saberes de auxilio (diagnosticadores): donde se ponen en juego juicios apreciativos sobre los alumnos que requieren o demandan el apoyo extra o adecuaciones metodológicas que permitan la reciprocidad entre el objeto de enseñanza y la capacidad individual de aprendizaje.
Saberes institucionales: ideas que han permitido actuar de manera individual y colectiva como elemento administrativo y como formador que han permitido sobrellevar la carga administrativa y pedagógica a la vez, ya que al estar como representante de un centro de  trabajo (director encargado con grupo) desafía aún más al intelecto, invita a la gestión y al rendimiento pedagógico en un sin número de adversidades contextuales, sociales, culturales o familiares que sin la apertura al diálogo o la búsqueda de soluciones inmediatas no sería posible asumir dicho compromiso compartido.
Saberes pedagógicos: concepciones acerca del cómo enseñar afianzándose de una teoría del aprendizaje (constructivismo) que permita explicar y confeccionar un estilo de enseñanza único o un modelo para explicar de manera congruente las características psicológicas de los individuos que aprenden, sus necesidades, la graduación de las actividades formativas y sobre todo andamiar eficazmente los aprendizajes, pasando por los conflictos cognitivos, el coaprendizaje o el cambio conceptual.
¿Dé donde obtuve mis saberes?
Invitarnos a hacer una autoexploración hacia la procedencia de nuestros saberes que se han puesto en práctica en entornos específicos para realizar la enseñanza y regular el cúmulo de incidencias que la rodean, es reconocer que dichos saberes o aprendizajes han sido dinámicos, ya que se han venido elaborando y reconstruyendo cotidianamente, así como al asistir a múltiples capacitaciones o actualizaciones, que mediante la participación en  cursos  básicos de formación continua que de manera instrumental más que reflexiva han cambiado nuestro paradigma hacia la enseñanza; pero que  no han logrado aún la concepción dialéctica de este proceso, ni afianzarnos de las herramientas necesarias para confeccionar de manera sólida un estilo de enseñanza particular que permitan gestionar verdaderos ambientes de aprendizajes, incluyendo por igual a las nuevas tendencias para realizar la enseñanza tal es el caso de las tic´s en el aula o efectuar un proceso de mediación pedagógica efectivo que en consecuencia de relevancia a la calidad educativa o reestructure el rol docente.
Aunado a tal argumento es preciso reconocer también que a la par de la confección del cúmulo saberes que se han venido dando en el marco de una actualización permanente, otra fuente informal acerca de los saberes que se llevan al aula han sido los diversos entornos en que nos hemos desenvuelto a tal grado que colegas y amigos han sido protagonistas que mediante diversos puntos de vista, colectivización de experiencias o adversidades, han dado significado a múltiples concepciones acerca de cómo actuar en determinadas circunstancias que se pueden manifestar en el aula o la institución, olvidando que en ocasiones dichos estereotipos orillan a todo docente a la toma de decisiones inconscientes o infundadas para el modo de obrar o tomar decisiones recayendo en la informalidad de  nuestra práctica, haciéndola por igual imitativa, empírica e influenciada.
¿Qué necesito saber cómo aspiración a la innovación?
Una de los principales conocimientos para aspirar a una innovación pedagógica en miras a elevar cualitativamente los resultados alcanzados hasta hoy con nuestros discentes, es estar conscientes o convencidos de que somos individuos inacabados y en perpetua transformación, que de la mano de una adecuada formación continua y la pulida de nuestras competencias profesionales sería posible reformular la limitada concepción que hasta la fecha se posee de la función docente y de sus resultados.
Por igual resulta importante reconocer que el primer paso a la innovación es el reconocimiento que existen deficiencias personales sobre la manera en que se encara el proceso formativo ya que si bien existen diversos alcances hacia la reestructuración del rol docente o del papel protagónico del alumnado en su proceso activo de aprendizaje, queda aun muchas particularidades por afianzar tal es el caso de la adquisición de saberes acerca de las nuevas teorías del aprendizajes, los nuevos roles que deberían asumir las diversas células sociales en la educación o las tecnologías en las aulas, que si bien no pueden ser las que remedian todo el rezago o las limitaciones  que hoy en día entorpecen la labor eficaz y efectiva, podrían contribuir hondamente hacia otras facetas del proceso enseñanza-aprendizaje.
Coincidentemente el protagonista de todo cambio o reforma está en la figura docente como el único y el elemento insustituible que  a la par de un verdadero cúmulo de nociones sólidas para explicar su enseñanza, pueda reformular eficaz y cualitativamente no solo sus concepciones e ideas sino sus resultados alcanzados; ya que en el marco de diversas preocupaciones internacionales acerca de revolucionar toda enseñanza, el protagonismo docente fincado en competencias será una necesidad que hay que solventar para cambiar el paradigma educativo y sus tradicionales interacciones áulica que a la fecha están en vías de ser caducas e inoperantes.